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14 diciembre 2007

Olor a podrido

Las imputaciones de los servicios de inteligencia de EEUU que ahora señalan que las valijas con dólares del gordo Antonini Wilson eran para la campaña de Cristina Fernández, es tan burda como evidente. Fueron pensadas para limar la legitimidad con la que llegó a la presidencia una militante de los años 70. La misma que seguramente habrá repudiado la intervención de los servicios de inteligencia yanquis en el golpe a Salvador Allende. Y a propósito de las valijas con billetes verdes, comparto con ustedes la opinión de Luis Bruschtein del diario Página/12 que abordó este tema. Vale la pena leerla:

Una causa con muchos puntos oscuros

La denuncia presentada por el fiscal sobre la base de una investigación del FBI, por lo que se conoce hasta ahora, además de tener muchos puntos oscuros, era demasiado previsible.

El primer punto oscuro es que el propio Guido Antonini Wilson quedó fuera de la imputación. Es acusador y testigo, no acusado. La duda casi elemental es que si Antonini era o actuaba como agente del gobierno de Venezuela, nunca hubieran dejado que buscara refugio en los Estados Unidos. Justamente hubieran tratado de evitarlo por todos los medios porque de esa manera el hombre pasaba a convertirse en una pieza de la política exterior norteamericana interesada en aislar a Chávez. Y efectivamente fue lo que pasó, lo cual sitúa a Antonini más cerca de ser agente de Washington que de Venezuela.

Para seguir leyendo, hacé clik aquí: Página/12

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