Todavía existe. Allí está, no se la ve pero ella está. Es el antecedente inmediato de su sofisticada hermana mayor, la tarjeta de crédito y es: La libreta del almacén. En estos tiempos de temores por el tembladeral de la timba financiera, ella sigue siendo un refugio seguro, respaldada no por acciones o bonos (de-vaya-uno-a-saber-qué), simplemente por la confianza.
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