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28 marzo 2014

La mítica Tasca, un carnaval distinto en el corazón de la Quebrada de Humahuaca

En el corazón de la Quebrada de Humahuaca, a 76 kilómetros de San Salvador de Jujuy, hacia el norte, sobre la ruta nacional 9, se encuentra la pequeña localidad de Maimará, que en quichua quiere decir "donde caen las estrellas". Los antiguos pueblos originarios maimaras y tilcaras fueron los primeros en habitar ese suelo marcado por los colores.

El cordón montañoso que limita hacia el este, pegado al río Grande, parece casi pintado a mano; como si la creación se hubiera encaprichado en preparar y mezclar allí los distintos tonos de marrones y amarillos que le dan vida a las gigantescas murallas que se alzan monumentales hasta donde alcanza la vista. De ahí el nombre de "La Paleta de Pintor", a cuyos pies crece este pueblo de casi 6.000 habitantes.

Pero como si con eso no bastara, Maimará rompe con el monótono paisaje terracota que caracteriza a la Quebrada y explota en los verdes más variados e inexplicables colores de las diversas flores que se cultivan en la zona. Este jardín natural, ubicado a 2.300 metros sobre el nivel del mar, se completa con las plantaciones de choclos, considerados los más exquisitos de Jujuy, que se convidan a los visitantes acompañados con quesos de cabras criadas en pequeños valles escondidos en medio de las inmensas montañas.



El pueblo creció y se desarrolló de la mano del tren y de la antigua traza de la ruta 9. Vía y ruta caminan juntos, separados por sólo 150 metros durante un trayecto de cuatro kilómetros, a cuyos márgenes se