02 abril 2020

El desprecio por la vida se escribe con B de Bussi

Hace unos días en Tucumán nos enteramos que el legislador por Fuerza Republicana Ricardo Bussi era portador del coronavirus COVID 19. Cuando ya se hablaba en el mundo y en nuestro país sobre la pandemia y comenzaban a ajustarse los controles, el hijo del condenado por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar, igual fue a sesión.


Según él, en un video con contradicciones, estuvo en Brasil unos días durante febrero, de donde retornó a Tucumán el 20 y el 17 de marzo, 28 días más tarde, fue a la sesión de la Legislatura ya con los primeros síntomas. La distancia entre las fechas señalaría que su contagio con el virus fue luego
de su regreso. Y esto aún no se aclaró debidamente. Por ejemplo, con quiénes estuvo Bussi, no sólo para saber a quiénes podría haber contagiado sino también quiénes podrían haberlo contagiado y que quizás hayan estado en el exterior o en lugares en donde ya circulaba el virus.

Desde que se confirmó su contagio [23 de marzo] a las 60 personas que participaron en el parlamento tucumano de la sesión se las instruyó para que extremen las medidas de cuarentena. Hay que recordar que el país ya se encontraba en aislamiento social obligatorio desde el 18 de marzo.

El sistema de salud público monitoreó a cada uno y así se determinó que el legislador de Cambiemos José María "Jota" Canelada era portador asintomático del virus, es decir, Bussi lo habría contagiado en la sesión. Con ese resultado los más estrechos colaboradores de Canelada tuvieron que agudizar el aislamiento.

Una de sus asesoras que tenía a su padre con una grave enfermedad, al que cuidaba a diario junto a su hermano, tuvo que suspender las visitas para acompañarlo al tratarse de una persona con una grave patología y por tener 70 años. Es decir, sus padres tendrían que atravesar solo con uno de sus hijos ese ya de por sí duro momento.

A la joven le quedaba solo esperar que se terminara el aislamiento el 31 de marzo y al día siguiente volver a ver su padre para acompañarlo. No pudo ser. Ese 31 la asesora de Canelada recibió la más dura de las llamadas que le avisaba que su papá había fallecido unas horas antes que se terminara su cuarentena.

La mujer sí pudo estar en el velorio y entierro en un cementerio de Yerba Buena, en medio de un estricto protocolo: no debía durar más de tres horas y en el entierro sólo podían estar diez personas.

La desaprensión, el desprecio por la vida, la impunidad con la que actúa y actuó Bussi hijo [que no pierde la ocasión para reivindicar a la dictadura, como en una escuela municipal en agosto de 2016, en Concepción] provocó uno de los más profundos dolores por los que puede ser atravesado una persona y que se podría haber evitado. Pero para "Ricardito" eso no cuenta.

1 comentario:

Unknown dijo...

. . .y mirá, reivindicar a un tipo que en su condición de valiente militar, según los gestos en su rostro, que fue capaz de pegar un tiro en la nuca a una persona arrodillada, con sus manos hacia atrás, aparte de demostrar una enorme cobardía, lo más tremendo era su Absoluto desprecio por la vida del otro, . . . .no podes recordarlo cómo un héroe. Es evidente que Ricardo, heredó, o así lo educaron, o luego se identificó con la valoración que tenía su padre, hacía la Vida. No es extraño que no haya cumplido con el protocolo al regreso de un viaje al exterior, que en su condición de abogado, legislador es más grave aún. Tengo entendido que ya tiene una denuncia penal, y ojalá se haga justicia. En ningún momento pensó en el daño que podía provocar, lo relatado por ésta chica es una de las personas que sufrió el desinterés por el otro de Ricardito, un verdadero HdP, sin olvidar el contagio del legislador Canelada. Saludos

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