Terremoto, maremoto, "estamos bien, en el refugio, los 33". Por esto y algo más Chile fue noticia y tapa de diarios en varias ocasiones durante estos últimos meses. Y en los últimos 120 días volvió a ocupar los principales titulares. Los protagonistas, esta vez, son los estudiantes.
Al grito de un sistema educativo público, estatal y gratuito, ocuparon las calles. Mientras la mayor parte de los medios optaron por criminalizar el reclamo transmitiendo sólo las imágenes de la represión de los carabineros, las redes sociales han comenzado a jugar un papel clave y allí se muestran las creativas actividades con la que los estudiantes han concitado la atención de la sociedad chilena, algo que no muestran los medios monopólicos.
Desde este lado de la Cordillera se piensa inmediatamente en Egipto y otros países asiáticos cada vez que
se hace referencia a la relación redes sociales-política. Sin embargo, a pocos kilómetros de aquí, algo está pasando, ahora y en este momento.
Cierto es que el reclamo de un sistema educativo para todos en algún momento iba a hacerse presente en el escenario político de Chile de manera protagónica, tarde o temprano. Después de la dictadura pinochetista, han comenzado a desatarse los nudos del sistema excluyente que en numerosas ocasiones fue el ejemplo que mostraron sucesivos gobiernos estadounidenses como un modelo a imitar: falso.
No es menos cierto que esta ebullición social tiene un continente organizado (los estudiantes) y que utiliza para hacerse oír todo lo que tiene a su alcance. Es aquí en donde las redes sociales, que en no pocos países latinoamericanos sólo se usan únicamente como un nuevo modo de relación y entretenimiento, en Chile ocupan un rol esencial.
Mientras en la militancia política de los años 70 y 80 las asambleas eran el lugar en donde los referentes debatían y conocían a los miembros de sus espacios de influencia, hoy las redes sociales han acercado mucho más al mensaje de ese ocasional lider y sus seguidores. Un ejemplo es el de Camila Vallejo (@camila_vallejo), Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, quien tiene 280.000 seguidores en su cuenta de Twitter.
Desde ahí se comunica e intercambia opiniones con quienes participan del movimiento estudiantil y así mantiene un contacto diferente al de antaño, pero efectivo. Dan cuenta de ello las convocatorias a las marchas. En primera persona, por ejemplo, Camila invita a las actividadesa a través de videos que cuelga en YouTube; sin contar que algunas de las acciones se han promocionado especialmente en Facebook.
Este movimiento estudiantil chileno ha comprobado, una vez más, que la viralidad de transmisión de los mensajes por las redes sociales es sumamente efectiva. Además, sirve para comunicar mensajes a audiencias segmentadas, en función de Twitter, Facebook y otros espacios. Algo está pasando del otro lado de la Cordillera, y pareciera que aún no nos damos cuenta desde este lado...
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