11 marzo 2018

Y una noche el canto del "Chivo" Valladares fue un entre todos


Sábado 10 de marzo, 21.30, Tucumán. Se apagaron las luces de la sala del Centro Cultural "Eugenio Flavio Virla", el público se llamó a silencio y se encendió la pantalla. La imagen de Rolando "Chivo" Valladares interpretando una de sus zambas en ese mismo lugar, que ubico en los años 90, fue la puerta de entrada a la serenata por los 100 años que habría cumplido este compositor tucumano.

El video se esfuma mientras suben al escenario los 27 miembros de la Orquesta de niños y jóvenes
Rolando "Chivo" Valladares, del Centro de Trabajo Popular Mate Cocido, dirigida por Rony López; la cantante Nancy Pedro y el músico y compositor Leopoldo Deza. Éste y Viky Ríos, coordinadora del CC Virla, parieron este homenaje a un artista necesario del cancionero popular argentino.

Inequívocas señales mostraron en el arranque del encuentro que se asistiría a un cruce cada vez más necesario. En las primeras butacas de la sala se ubicaron las 35 integrantes del taller de canto popular "Ellas cantan, ellas dicen", que fue coordinado por Pedro y Vivi Vargas.

Cada integrante es dueña de una historia de trabajo y de postergaciones y le han dado con sus voces una renovada interpretación a la obra de Valladares. Quizás, la que se proponía: que sea popular, que se aleje de la pléyade de músicos e intérpretes que encierran en cajas de cristal las creaciones universales.


Desde el arranque mismo no hubo presentador, nadie tomó el micrófono para hacer referencias. Ni falta hizo. Entre vidalas, zambas, canciones y bagualas se mostraron fragmentos de videos con la palabra del propio "Chivo", fruto de una extensa charla que alguna vez tuvo con Deza. El registro fue de Enrique, hermano de Leopoldo, a quien lo definió como "un ninja" porque logró que Valladares se olvidara de la cámara y contara jugosas anécdotas y reflexiones acerca del folclore y del canto popular. Eran tiempos en los que las cámaras eran inmensas y pesaban 10 kilos. Inocultables.

"Zamba del romero", "Coya muerto en el ingenio", "Juan de los pobres", el instrumental "Por qué será que andando", "Lejos", "Copla y viento", "Bajo el sauce solo" y "Subo", fueron interpretadas por músicos de inocultables raíces populares, de los barrios. La voz de Nancy hizo de guía para las mujeres que por una noche olvidaron sus carencias y sus dolores para darle un nuevo sentido a esta obra necesaria.

Durante cada uno de los temas se proyectaron las letras. Las primeras veces, sólo algunas voces del público se animaron a acompañar. Media hora más tarde, cada vez que Deza -en el piano-, la orquesta y el coro arrancaban le seguía el auditorio completo. Una fiesta que provocó más de un nudo en la garganta. Fue un entre todos.

Las voces, las melodías, imágenes, historias, dolores, alegrías, amores, desamores y el paisaje tejieron un entramado multicolor de cálida textura, único, irrepetible y necesario. Tal vez y en una de esas, Valladares haya levantado su copa de ginebra para brindar por este encuentro. Que se repita.


PD: Aplausos para los músicos Topo Bejarano, Adrián Sosa y Francisco Santamarina que acompañaron el homenaje. Este encuentro no hubiera sido posible sin el apoyo de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNT.


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