30 octubre 2019

Javier Noguera, el intendente que supo



La cuenta regresiva hacia el 10 de diciembre ya está en marcha. Por imperio de las urnas llegará a su fin un gobierno que pasará a la historia como la gestión que desguazó al Estado y le soltó las manos a las grandes mayorías, dejando a la intemperie a los sectores de la sociedad más desprotegidos y que golpeó con dureza a la clase media y a quienes se consideran que pertenecen a ella.

Todo indica que de aquí en más el municipio de Tafí Viejo, mi ciudad, se encuentra en inmejorables condiciones políticas para lograr un mayor desarrollo que el alcanzado hasta el momento. ¿Pura
coyuntura? ¿Casualidad? ¿Tiempismo del intendente Javier Noguera?

A saber. Noguera posee una considerable experiencia en la administración de la cosa pública por los cargos que ha ocupado hasta llegar a la intendencia taficeña. Secretario de Gobierno de la Provincia, Secretario de Estado de Grandes Comunas y Secretario de Estado de Innovación y Desarrollo, entre 2004 y 2015. En las tres tuvo que ejecutar acciones de índole política y de gestión pura y dura. Es decir, resolver problemas cotidianos de la gente. Y también pensar en políticas de futuro, alcanzables, factibles.

Pensar y hacer esas políticas lo llevaron a intentar ser intendente taficeño. En su momento y por cuestiones que aquí no analizaré, ese camino le fue vedado, hasta que su turno fue en 2015. Por convicción y prepotencia de trabajo, cuando todo parecía cuesta arriba y que su sueño otra vez se le escapaba, fue electo intendente a raíz de un marco de alianzas de última hora con el que alcanzó su anhelo.

Claro, fue en consonancia con el inicio de un gobierno nacional que enflaqueció todos los presupuestos, desde la obra pública hasta los de contención social. Nuevo desafío para Noguera. Gestionar en un escenario de crisis que se fue profundizando con los meses y cuyo único paraguas fue contar con una gestión provincial ordenada, también por la sobrada experiencia con la que llegó Juan Manzur a la Casa de Gobierno.

¿Alcanza para un intendente tener sólo una gestión ordenada? Pues no, esa parece haber sido la respuesta del nuevo intendente taficeño, a la luz de la etapa que puso en marcha. Varios han sido sus ejes y para alcanzarlos puso a prueba su capacidad de gestión de fondos, de aquí y de allá, más la puesta en marcha de una administración muy ordenada de los fondos propios por recaudación.

Dos logros alcanzados y que muestra con hidalguía y orgullo son el Centro de Interpretación/Planta de Tratamiento de Residuos Secos y la recuperación de la Hostería Municipal Atahualpa Yupanqui. Ambos proyectos de ejecución y administración municipal que continúan ampliándose y que pretenden imitar otros intendentes porque demostró que es posible. Junto a ese enorme esfuerzo le dio inicio a un ambicioso desarrollo de las actividades culturales, deportivas y de recreación, llegando así a la mayor parte de los barrios taficeños.

Podrían mencionarse otras cuestiones de orden municipal interno (como la revalorización de los empleados públicos) pero no vienen al caso. Sí fueron fundamentales para que la energía de la gestión se concentrara en mejorar los servicios para los vecinos. Medio ambiente, educación y políticas inclusivas fueron otros de los ejes que conformaron ese frente de acción cotidiano.

En todo ese recorrido también hubo una impronta de definiciones políticas y de marcado perfil ideológico que lo posicionaron por sobre el resto de los intendentes, sobre todo en proyección. A saber, jugó fuerte siempre al lado del gobernador Juan Manzur y también con Cristina Fernández de Kirchner. Cuando en el caluroso noviembre de 2017 la ex presidenta visitó Tucumán fue el único intendente que se reunió con ella y no temió que se hiciera público el encuentro, desmarcándose así de todos sus pares. Fue consecuente, de alto valor en política.

Desde ese momento comenzó a ser observado y considerado por los sectores más dinámicos y jóvenes de la política tucumana. Había un intendente que estaba rompiendo el molde, llamaba la atención desde Tafí Viejo y mostraba en forma abierta sus raíces en el primer kirchnerismo, el de la transversalidad. Ese kirchnerismo que tuvo entre sus ejes las políticas de Derechos Humanos, inclusivas, de apoyo a la ciencia y tecnología, de impulso a la cultura y de participación horizontal que Noguera replicaba en territorio taficeño.

Mientras tanto, supo tender puentes con lo más tradicional de la política local. Así llegó con tranquilidad a las elecciones de este año. Tanto, que sus otrora o con quienes se suponía podían ser sus ocasiones rivales en el propio peronismo terminaron por apoyar su candidatura a la reelección. Noguera se impuso con holgura y entró en el radar de la política nacional con una proyección aún insospechada que dependerá de sus propias decisiones.

Tiene ante sí un escenario pleno de expectativas. El triunfo de la fórmula Fernández/Fernández le augura un tiempo venturoso, una vez que se salga de la zona de emergencia (hasta alimentaria) en la que se encuentra el país. ¿Le dará el cuero? Todo indica que sí, pues ha sabido armar un equipo de gestión cotidiana que es un mix de mujeres y hombres con experiencia y quienes han sabido desempeñarse en cargos claves pese a ser nuevos en la administración de la cosa pública. Apostar a lo nuevo, saber reconocer las capacidades de quienes ya son y serán los futuros dirigentes es otra de sus apuestas y virtudes.

Javier Noguera, el intendente que supo.



NdeR: el título de esta mirada es en homenaje a un libro de Mario Wainfeld: "Kirchner, el tipo que supo".

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