04 mayo 2012

Cristina, los imberbes y las patrullas perdidas




Insoslayable, contundentes e irrefutables. Así fueron los argumentos que esgrimió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el discurso en el que anunció la promulgación del proyecto de ley de expropiación del 51% de las acciones de YPF. Cada línea atravesó, incluso, las razones que dieron parlamentarios opositores que apoyaron la decisión del Gobierno.

Sin embargo, entre las razones, Cristina le dedicó cinco minutos de sus palabras a una definición política que para algunos seguramente pasó desapercibida. A las 19.30 en punto criticó a los dirigentes políticos que, aún sintiéndose del campo popular, actúan como "patrulla perdida".

No fue casual que utilizara estas dos palabras. Éstas ya fueron esgrimidas en un duro documento fechado el
13 de diciembre de 1976 por Rodolfo Walsh, ocho meses después de que se iniciará el golpe de Estado más cruento de la historia argentina. El periodista, que se inició en el nacionalismo, pasó a la izquierda, integró las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), que luego se fusionó con Montoneros, señaló en ese momento, en abierto desafío y crítica a la conducción montonera: "nuestra teoría ha galopado kilómetros delante de la realidad. Cuando eso ocurre, la vanguardia corre el riesgo de convertirse en una patrulla perdida".

Cristina se incribe así, se ve a sí misma y se muestra, como una peronista que hunde sus raíces en ese espacio que se retiró de la Plaza de Mayo cuando su propio líder, Perón, los trató de "imberbes". Esa juventud, que fue el motor del "luche y vuelve", dejaría de ser tratada como "juventud maravillosa" para convertirse en el "enemigo" y combatida como tal. El asesinato del cura Carlos Mugica es una muestra cabal de ello, por mencionar sólo un caso, de los cientos que hubo.

Cristina habló de "patrulla perdida" frente a dos hombres que formaron parte de esa juventud y que seguramente la entendieron. Carlos Kunkel, el otrora diputado nacional que renunció a su cargo -junto a siete diputados de la Tendencia- cuando Perón, en 1974, impuso una ley para modificar el Código Penal más progresista que existía hasta entonces en América del Sur. La modificación se hizo y Kunkel se fue.

La segunda persona que también la entendió fue Horacio Verbitsky, periodista y uno de los pilares del diario Noticias, que financió Montoneros, en el que compartió la Redacción con Miguel Bonasso, Francisco Urondo y Juan Gelman, entre otros. Ese mismo Verbitsky fue el que se alejaría de Montoneros meses después con críticas similares a las de Walsh. Luego lo harían Bonasso y Gelman. Urondo no pudo, no tuvo tiempo, fue asesinado por la dictadura en Mendoza.

Así, el concepto de Cristina la describe tal cual es. Peronista, pero no de Perón, o con poco del Perón que se rodeó de López Rega & Cía en su retorno. Frente a ello, cabe esperar medidas igual o más profundas que las adoptadas con YPF, pese a las críticas de las "patrullas perdidas".

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