11 enero 2007

De brechas y abismos

Apuntes para debatir desde un horizonte K

Una veloz mirada desde el interior del país sobre estos tres años de gestión del Presidente Néstor Kirchner, no pueden arrojar sino, casi exclusivamente, un balance positivo. El significativo mejoramiento de la calidad de vida de quienes habían sido arrojados a la nada, al vacío, durante la profunda crisis política y social que produjo el diciembre del 2001, es inobjetable.
Pero no se trata solamente de cifras de las frías estadísticas. Esta vez, el cambio fue concreto y efectivo en cada barrio, en cada escuela, en las casas de miles de argentinos. La recuperación del sistema de salud, la millonaria inversión en educación y la asistencia social directa, según los parámetros actuales, fue la más importante desde el retorno de la democracia en 1983.
Esta acción impulsada por el propio Kirchner le devolvió al Estado un rol protagónico que había perdido durante los años 90, cuando fue reducido a su mínima expresión y para colmo, se lo hizo inútil para los más desprotegido, pero sí muy útil para quienes fueron cómplices del desguace del Estado por medio de las escandalosas privatizaciones. Así, la brecha que separa a ricos y pobres se hizo cada vez más profunda: se transformó en abismo.
Hoy, las inmejorables condiciones del mercado internacional y una firme voluntad del Presidente de la Nación, han hecho posible que la diferencia de ingresos entre el 10 por ciento más rico de la población y el 10 por ciento más pobre se redujera de 42 a 35 veces, según los datos del propio INDEC. Este hecho se sostiene en dos pilares: la suba del empleo y el crecimiento de los salarios. Claro que esto produjo fuertes cruces con el “establishment” económico, sólo superados por el fuerte respaldo político que supo construir Kirchner en estos tres años, pese a haber asumido como Presidente de la Nación con apenas 22 puntos a su favor.


La obra brecha

“El futuro se hace a mano y sin permiso. Arando el campo también con viejos bueyes” (Silvio Rodríguez)
En este escenario absolutamente favorable no fueron pocos los intentos K por mostrar una nueva forma de construcción política. La “transversalidad” fue uno de ellos. Una mirada pesimista dirá que de ella no se habla porque fue un fracaso, porque en los hechos el Presidente está conteniendo a referentes (de la vieja política) que en su momento estuvieron con Duhalde y antes con Menem.
Sin embargo, la acción política (“la real politik”) sobre la que muchas veces cuesta hablar porque trasciende las teorías y se propone como acción concreta, demuestra que el futuro también se construye con algo de lo viejo y sobre todo, con el ímpetu, la voluntad y los sueños de lo nuevo. Que se hace a mano y sin permiso, como dice Silvio Rodríguez, también es cierto. Y es lo que hasta el momento está construyendo, aún lentamente Kirchner. De allí la obligación de todo militante de templar las ansiedades. Paciencia, que le dicen.
Sin embargo, no es menos cierto que los procesos también requieren de un trabajo subterráneo, necesario e imprescindible, que es la discusión política: Hacia dónde vamos, cómo lo hacemos y cómo nos reconocemos como hijos de un mismo tiempo político. Transitando por este camino, irremediablemente lo viejo irá perdiendo espacios.
Claro que esto no es Matemáticas. Esto es mucho más que sumar uno más uno. Se trata, nada menos, que de ideas, proyectos y horizontes. Este es el momento para estimularlo y proponerlo, conscientes de que en esta etapa, ineludiblemente habrá polémicas y sobre todo, debate.
Nuestra obligación es ser partícipes de la tarea de achicar la otra brecha. La que dividió la política de la acción concreta. La primera reservada exclusivamente a negociados y adquisición de beneficios, olvidando que es el motor para mejorar la vida de la gente. Entendiendo a esta no como un colectivo que no piensa, sino como factor determinante en los cambios de la historia.
Generación K debe ser ocupar este espacio. Quienes tenemos entre 20 y 40 años seremos la “Generación del Bicentenario”. Algunos de nosotros ocuparán en ese momento lugares claves en el Estado. Tomarán decisiones. En nosotros está, entonces, la posibilidad de ser hijos de un rico tiempo, en el que podremos constituirnos en puentes entre lo que le pasa a la gente y la política, o grises hombres que pasarán sin pena ni gloria, sin siquiera saber que existe la otra brecha: la de los operadores de la política y el hombre común.

No hay comentarios.:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...