Se asegura que cada una de esas palabras fueron el resultado del desplante de Kirchner a Escribano. Ambos se habían reunido unos días antes en un departamento de Buenos Aires, en donde el vocero del diario más conservador de la Argentina le expuso un pliego de "postulados básicos". Kirchner lo desairó y desde ese día La Nación no descansa y utiliza todo lo que tiene a mano para desgastar a la actual gestión, aunque siempre cuidando las formas.
Un tiempo después, Horacio el "Perro" Verbitsky, contó en su habitual columna del diario Página/12 los detalles de ese encuentro y enumeró una a una las condiciones que Escribano pretendía imponerle al ex gobernador de Santa Cruz. Mucho tiempo pasó desde ambas columnas y a la luz del tiempo -aunque podrá decirse que es fácil hacer futurología con el diario del lunes- el país cambió. La profecías del gurú de La Nación no se cumplieron y Kirchner gobernó mucho más que un año. Hoy, su esposa es Presidenta, una Facultad de la UNLP lleva su nombre y también una sala del Congreso de la Nación para los jóvenes. Algo habrá hecho.
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